Zach Lieberman

Episodio 11 C-19 Virtual Summit

Zach Lieberman es un artista, diseñador, programador y educador con sede en la ciudad de Nueva York. Crea obras de arte utilizando código y herramientas de animación experimental. Es cofundador de la School for Poetic Computation. Sus proyectos han ganado el Golden Nica de Ars Electronica, el Diseño Interactivo del Año del Design Museum de Londres y figuran en la lista de los mejores inventos del año de la revista Time.

¿Cómo comenzaste a trabajar con código? 

ZL: Al principio estudié artes plásticas. Estaba estudiando grabado y me sentía muy feliz, me pasaba todo el tiempo en el estudio de grabado. Era muy feliz como estudiante de arte, pero tenía que conseguir trabajo y todo el mundo, en ese momento, hablaba sobre diseño web y sobre cómo el mundo se iba a acabar en el año 2000, y todos mis amigos estaban consiguiendo trabajos en estos estudios de diseño web, así que empecé a buscar trabajos similares yo también.

     No tenía portafolio relacionado con eso, así que me presentaba a las entrevistas y llevaba diapositivas de mis pinturas porque no tenía ninguna formación ni experiencia con software. Y de alguna manera conseguí entrar como practicante, que después se convirtió en una posición fija, en esta empresa que era muy activa y tenía mucho trabajo siempre. Ahí tuve la oportunidad de aprender Illustrator, Photoshop y cosas similares, y descubrí que podía ir a la librería, a Barnes & Noble, y por $50 dls conseguir prácticamente cualquier libro y yo, literalmente, llevaba los libros en mi mochila, iba por la mañana al trabajo y a la hora del almuerzo me escondía para buscar cosas en los libros y volvía por la tarde a arreglar las cosas en las que me había atorado.

     Y ahí descubrí Flash. Normalmente, cuando doy una charla, siempre pregunto: "¿quién se acuerda de Flash?" y cada vez hay menos manos que se levantan, pero fue una herramienta realmente importante para mí porque te permitía hacer animación y animación en web, y lo más loco de todo era que tenía una interfaz muy bonita, la línea de tiempo y el encuadre de las teclas y este tipo de cosas. Pero también estaba la parte de scripting de Flash y la idea de que podías escribir código; simplemente me enamoré. Estaba experimentando y siempre me había gustado la animación, pero no sabía cómo hacerla. No estudié cine; podía hacer flip-books y hacer secuencias, pero nunca sentí que podía hacer que algo se moviera, y aquí estaba esta herramienta que tenía todo que ver con animación, donde podías escribir texto y luego ver el lenguaje convertido en movimiento.

     Cuando era un niño pequeño, recuerdo que mi madre me apuntó a una clase en la que aprendí Logo, que era un lenguaje de programación de antaño que mostraba una tortuga a la que podías indicarle que girara 10 grados y que avanzara 20 píxeles, que girara 30 grados y que avanzara 50 píxeles, etc., y aunque era muy joven, recuerdo la magia de tomar el lenguaje y convertirlo en movimiento. Y aquí estaba esta herramienta (Flash) que, a su vez, se conectaba a esta cosa que había experimentado como niño pequeño, y fue muy hermoso para mí. También había gente que compartía código, así que no se trataba solo de la herramienta, también de la comunidad que la rodeaba. Gente como Joshua Davis y James Patterson y ese tipo de comunidad de codificación creativa de Flash. Veías a Yugo Nakamura haciendo unas interfaces muy locas, y era tan vibrante, tan interesante, que inevitablemente me enamoré… Me enganché tanto que decidí que quería aprender esto. 

     Luego la economía se vino abajo, pasamos de estar súper ocupados en el estudio a no tener nada de trabajo, así que decidí hacer un posgrado. Metí mis papeles a escuelas de Diseño Gráfico “clásicas”, pero todos los programas en los que fui aceptado eran programas de diseño experimental combinados con tecnología, que estaban muy raros, no te quedaba claro exactamente qué eran, pero no era tu típica maestría o programa de diseño gráfico. Y en ese momento aún tenía la inquietud de aprender diseño gráfico “como debe de ser” y estaba leyendo todos estos libros sobre historia del diseño gráfico escritos por Ellen Lupton o Steven Heller, por ejemplo. Al final me inscribí en Parsons y ahí había dos tipos de clases. Había clases de “trabajo falso” en donde aprendías a construir tu portafolio, por ejemplo, y había otras clases muy extrañas y experimentales. Odiaba las clases de “trabajo falso” y amaba las clases de cosas raras-experimentales, una de las cuales estaba dirigida por Golan Levin, un graduado del MIT del Media Lab. Golan me introdujo a un montón de cosas y comenzamos a colaborar y a trabajar juntos después de que me gradué en 2002. Teníamos proyectos en Ars Electronica, haciendo instalaciones, viajando, y cosas por el estilo. Así que, en cierto modo, caí en el arte multimedia cuando comencé mi posgrado. No sabía que se podía vivir de esto, pero encontré mi camino en esa dirección.


¿Cuáles son algunas de las personas o acontecimientos que han tenido una influencia especial en tu trabajo y que pueden haber cambiado el rumbo de tu carrera?


Definitivamente el libro de John Maeda, Designed By Numbers, que no recuerdo cómo conocí, pero sí recuerdo su magia. Estaba muy interesado en la computación, iba a la librería y me paseaba en la sección de computadoras de la librería, pero tenían libros terribles; libros sobre C++, “Aprende C++ en 21 días” o “Aprende Java”, ya saben, libros muy técnicos que solo te decían cómo hacer cosas. 

     Pero, Designed By Numbers tiene un enfoque muy diferente, es un libro muy particular debido a que Maeda no habla del cómo, te habla del porqué y para mí eso fue un parteaguas; hizo que me emocionara por conocer este medio, porque todos los demás libros son fríos y sin emoción y luego abres este libro y tiene párrafos enteros que hablan de aleatoriedad y lo que significa la aleatoriedad y lo que se siente la aleatoriedad, incluso. Y no es sólo acerca de cómo usar un generador de números pseudoaleatorios, sino sobre lo que son, cuál es su significado. Y para mí eso fue realmente especial y mágico.

     También ver una exhibición en Nueva York de Nancy Burson, una artista que trabaja con fotografía computacional; o el trabajo de Jason Sullivan. Hubo también una exhibición que se llamó BitStreams en el Whitney Museum en 2001, y para mí significó conocer un lado del arte multimedia que nunca antes había visto. Y por otro lado está la serendipia inherente del medio: vas al museo y piensas que vas a ver algo y luego das la vuelta y te topas con algo completamente diferente y ese momento de descubrimiento accidental es maravilloso. Para mí, eso significó la obra de Jason Salomon, que básicamente consiste en la película Titanic, pero con cada fotograma de la película convertido en un solo píxel de color, de modo que es posible leer la película desde la esquina superior izquierda hasta la esquina inferior derecha y toda la película se traduce en una sola imagen.Fue genial darme cuenta que puedes tomar datos y transformarlos de esta manera, que también podía contar una historia. Y si viste la película Titanic, serías capaz de reconocer los diferentes elementos de la película, podrías leer realmente la imagen y te diría algo sobre la historia, y para mí eso fue muy impactante.



¿En qué momento decidiste que la “computación poética” era algo que querías hacer?


Creo que en general, la manera en que definimos este ámbito es “código creativo” ¿no? Pero siempre sentí que “código creativo” es un término un poco extraño porque te hace preguntarte si existe otra clase de código que no sea creativo. Si estás trabajando en algo que no es necesariamente visual, o si estás haciendo código para un banco o un sitio web o una base de datos ¿eso quiere decir que no estás haciendo código creativo? De ahí comenzamos a preguntarnos si existía alguna otra manera de describir lo que hacemos en este campo. Apenas comenzaba la escuela y queríamos inventarnos términos provocativos que marcaran el tipo de tono de la escuela. Hicimos mucho brainstorming y se nos ocurrió “computación poética”. El reto siempre es: ¿cómo celebrar el arte ante todo? ¿Cómo celebrar proyectos que son impulsados por el arte? Enfocarnos en cuestiones artísticas y de diseño y no poner a la tecnología por delante. 


¿Cómo puedes crear tantas iteraciones? ¿Puedes contarnos más sobre tu proceso creativo?

¡Claro! Constantemente subo bocetos a Instagram y Twitter que son como una especie de diario público de mi producción creativa. Trato de hacer algo todos los días, no soy religioso al respecto ni nada, así que si no me siento bien o si estoy de viaje me salto algunos días, pero definitivamente se ha convertido en parte de mi práctica diaria. 

     Mucho de lo que hago es iteración, lo que básicamente significa tomar el mismo boceto o idea y decir “¿qué pasa si cambio esto? ¿Qué pasa si cambio aquello? Y el código es un medio maravilloso para hacer eso.

     Básicamente estás creando formas gráficas que son paramétricas y que están definidas por números, de modo que puedes tomar un número y ajustarlo y hacerlo más grande o más pequeño, y estos números se relacionan entre sí y las relaciones no siempre son lineales. En mi opinión, la mayoría de las personas piensan que se trata de teclear, como si estuviera escribiendo código para hacer arte, entonces debe ser que me la paso tecleando. Pero en realidad la mayor parte del trabajo es ajustar, cambiar números, ajustar y ajustar. Y me parece que no difiere mucho de un músico trabajando con sintetizadores que lo que está haciendo es afinando, afinando, afinando y jugando en el espacio de los parámetros tratando de llegar a algo nuevo, y para mí el verdadero reto es encontrar el cambio más pequeño que pueda hacer que me lleve a algo completamente nuevo ¿cuál es el cambio más pequeño? ¿Puedo tomar algo que hice ayer y sorprenderme a mí mismo? Tal vez excluya algo, o lo gire, o lo dibuje 10 o 100 o 1000 veces y solo quiero ver cómo puede contar una nueva historia. 

 

Cuando trabajas en este tipo de proyectos, a veces se tiene la sensación de estar nadando en el mar, dejándote llevar por las olas y al mismo tiempo yendo en contra de ellas, hacia las profundidades. En algún momento dado, ¿sientes que te comienzas a cansar de tanta experimentación?


Es una forma interesante de describirlo, nunca lo había visto de esa manera, pero me gusta la idea de las olas. A veces siento que está todo muy tranquilo y no estoy encontrando nada nuevo y después, a veces, encuentro un nuevo algoritmo o un nuevo enfoque y es como si estuviera surfeando. A mí me gusta decir que es como si estuvieras deambulando por una ciudad en la oscuridad y tuvieras que averiguar tu camino y en cada intersección te preguntaras si deberías ir recto, a la izquierda o a la derecha. Tienes que tomar esa decisión constante, y a veces quieres acabar en un barrio nuevo que nunca has visitado. Así que es emocionante. Das unas cuantas vueltas y ves lo que pasa en cada lugar.

     A veces das vuelta en una esquina y te das cuenta de que no deberías estar ahí, no se siente bien o te sientes incómodo. Y luego quieres regresar a un territorio conocido. Y estoy convencido de que moverse de un lugar cómodo a uno incómodo es realmente importante en el trabajo creativo. A veces se necesitan esos momentos de familiaridad y, en mi caso, tengo ciertos territorios a los que siempre regreso, donde sé que estoy seguro, entonces regreso ahí e itero y luego me muevo de lo cómodo a lo incómodo y de vuelta a lo cómodo. 


Y después, con todo este ir y venir, ¿cómo decides que lo que sea en lo que estés trabajando está listo y has terminado?


Cuando estoy bocetando tomo capturas de pantalla y las pongo todas en un folder que titulé “todos los días”, de manera que siento que es un poco como ser un fotógrafo…. Si eres un fotógrafo de vida silvestre, sales a la naturaleza, tomas un montón de fotos y luego las ves y dices: “Esta es la mejor ¿cierto? Tomé más de 20 fotografías, pero esta es la que me provoca algo especial”. Es lo mismo conmigo. Construyo estas cosas, que no termino de comprender por completo, e intento documentarlas y luego averiguar qué de todo lo que he capturado expresa mejor lo que estoy tratando de transmitir y eso puede significar tomar un video, cortarlo y encontrar el momento exacto para tomar decisiones estéticas. Y a menudo publico cosas cuando me siento sorprendido, así que si estoy programando y cambiando algo aquí y allá y me siento sorprendido, entonces lo publico. Si me emociona o si siento que he descubierto algo nuevo o significativamente diferente a lo anterior, lo publico. Pero en gran parte se trata de intuición.

     Y regresando un poco a este concepto de computación poética, realmente lo que buscamos es celebrar la poesía más que programar; arte antes que tecnología. Y la palabra poesía … si te mueves en el mundo de la tecnología, siempre se habla de demos, como crear un demo. En el MIT lo llaman “Demo o muere”, es su motto. Pero la palabra demo puede fácilmente convertirse en la palabra “poema” en inglés, si reorganizas las letras puedes pasar de hacer demos a hacer poemas.

     ¿Alguna vez han notado cómo la poesía siempre está hasta atrás en la librería? Siempre hay que ir a la parte de atrás y allí encontrarás esos delgados libros de bajo presupuesto y de autopublicación y editoriales independientes; los estantes están llenos de libros escritos por gente tratando de utilizar las palabras correctas, en el orden correcto para expresar lo que significa ser humano y estar vivo. Yo intento escribir poemas a través del movimiento y a través de la programación y de realmente enfocarme en cómo el movimiento puede crear emociones. Y muchas veces mis bocetos son muy simples, comienzan con algo como una mancha borrosa y simplemente experimento con lo que sucedería si se expande y se contrae y cómo serían los colores y las sombras. Y me interesan muchísimo las formas 3D que se sienten como 2D, y el 2D que se siente como 3D. Un poco ambiguo o un poco plano, que tu cerebro tenga que trabajar un poco para entender lo que estás mirando. 

     Muchas veces los bocetos son muy aleatorios. Por ejemplo, encontré la manera de traquear mis huellas digitales y luego encontré las 1000 palabras más comunes del idioma inglés y las conecté a mi dedo, y funciona como si usaras tu cuerpo para explorar un tipo de sistema computacional, como si tuvieras información y pudieras usar tu cuerpo para moverte a través de esa información. 

     Tengo otro proyecto que se llama Landlines que realicé con Google y estas fotografías satelitales que tienen del mundo entero. Estaban buscando una manera interesante de explorarlas, así que construí una herramienta para dibujar con la que, si dibujas una curva, vas a encontrar esa misma curva en algún lugar en el mundo. Si dibujas un gancho, encontrarás un gancho, si dibujas una línea recta, encontrarás una línea recta, si dibujas un triángulo, encontrarás un triángulo y así sucesivamente. 

     Me encantan los proyectos de esta naturaleza porque se tratan de usar tu cuerpo y gestos para explorar un sistema computacional. Escribimos nuestros nombres todo el tiempo, pero ¿podemos usar nuestros cuerpos para acceder a información de una manera innovadora? Tu cuerpo es algo que entiendes muy bien y que es muy intuitivo. Muchas veces los proyectos tienen un frontend muy bonito, pero todo el trabajo en el backend, toda la ciencia de los datos y de la optimización detrás de proyectos como estos es realmente maravilloso. 

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